viernes, 24 de octubre de 2008

Memory Stick

Y de pronto le dijeron que perdería la memoria...

Claro que no fue un diagnostico formal, apenas una conversación de amigos, con la salvedad de que el amigo era un neurólogo.

La paranoia comenzó a alimentarse de detalles y deducciones azarosas casi inmediatamente, detalles que antes parecian no tener importancia aparecieron en su mente como su fueran pop-ups en el Escritorio luego de una noche de videos en línea. ¿recuerdas lo que hablamos ayer? preguntó el amigo neurólogo. No pudo responder con claridad y luego reconocería -para si mismo- que había deducido todas sus respuestas...

- Ayer nos reunimos para.... hablar sobre el negocio pues... vamos a importar esos aparatos para las tomografías. Como me iba a olvidar eso....- y así dió detalles minuciosos sobre las caracteristicas del negocio. Pero... ¿en verdad podía recordar la conversación?

- Me suena más a que estás repitiendome el perfil del proyecto. a ver dime, ¿que pedí de comer? ¿tenía corbata azul o gris?

- no me jodas más, yo no me fijo en esos detalles...

Bordeaba los treinta años y el mejor pronóstico que pudo conseguir le concedía memoria hasta los cuarenta (con algo de suerte) y lucidez por unos cuantos años más después de eso.

Pensó entonces en su vida hasta ese momento, su infancia... de la que poseía apenas fragmentos de imágenes y sentimientos encontrados; se veía ahora difusa, como sacada de un video viejo grabado en una cinta de vhs... el presente era todavía menos alentador, recién casado, sin hijos - y hasta sería mejor nunca tenerlos..- la pena lo invadió todo... una vida que luego de mucho había logrado encontrar su camino y ahora esto, nunca habría pensado que terminaría sus días perdido en las complejidades de su propia mente, complejidades de las que siempre se sintió orgulloso. Era hasta irónico eso.... pero no estaba de ánimos para divagar.

Se encerró en su oficina con una botella de aguardiente. -que más da! algunas neuronas menos y acortamos el proceso de una buena vez- acortar el proceso... esa idea lo había perseguido desde siempre y era una de las cosas que -quien lo diría- siempre quiso y nunca pudo olvidar.

Había bebido la botella hasta algo más de la mitad, muy poco para considerarse ebrio y mucho para pensar con completa claridad. La escena era desde todo punto de vista deprimente, un hombre casi borracho con la mitad de la camisa fuera del pantalón, los ojos llorosos y el cabello revuelto, las luces de la oficina cerrada estaban apagadas y apenas se iluminaba el interior con el monitor de la computadora y algunas luces exteriores. Una botella, un cenicero lleno y un viejo jazz desde los pequeños parlantes de la computadora completaban el cuadro.

- Acortar el proceso...- dijo mientras se reía burlonamente de su reflejo en la ventana... -acortar el proceso y nos evitamos problemas todos...- se levantó a tropezones del escritorio, mirando con malicia el gabinete azul metálico que guardaban al fondo... -segundo cajón, debajo del folder...- y ahí lo encontró, un revolver pequeño con la cajita roja de balas al lado.... -maldita sea, maldita sea, maldita sea- se tomó el rostro con fuerza y las palmas de sus manos se humedecieron con sus lágrimas. Eran lágrimas de bronca, de impotencia, de desesperación.

Volvió al escritorio, bebió un par de tragos más y hurgó en su cajetilla de cigarros solo para comprobar que se los había fumado todos. Ella Fitzgerald endulzaba el ambiente con somewhere over the rainbow en un mp3 de bajísima calidad, pero le pareció una interpretación tan bella como si la tuviera en un escenario frente suyo. -no podría pedir nada más para este final- cogió el arma... y sus manos temblaban mientras colocaba la única bala que lo ayudaría a acortar el proceso. La miró con atención, concentrado en cada detalle de sus formas, en la frialdad del metal que pronto sería la suya también.

Empuñó el arma con firmeza contra el lado derecho de su cabeza y cerró los ojos por un par de segundos.. Entonces el arma cayó al piso perdiéndose por entre los cables de la computadora. La música siguió sonando y repitiéndose toda la noche, y él se quedó ahí, con los ojos fijos sobre el monitor.

Al día siguiente los demás empleados llegaron en la oficina y lo encontraron todavía mirando el monitor de la computadora...
- oye, ¿que te pasó?
-¿ah, porqué lo dices?
- mirate! trasnochado, borracho, y la oficina hecha un desastre
-pe..pero...
- sabes que, vete a casa y regresa mañana, acá te cubrimos y no pasó nada.

Eran las 9:15 am de un veinticinco de octubre cuando él salió de la oficina rumbo a su casa... sin poder recordar donde era su casa.

No hay comentarios: